La pandemia que necesita ser nombrada
Una encuesta del portal de búsqueda laboral Bumeran muestra datos alarmantes respecto al aumento de burn out entre los trabajadores de las empresas privadas. Se trata del “síndrome del quemado”, un conjunto de síntomas que van desde el sentimiento de agotamiento, fracaso e impotencia, a la baja autoestima, intolerancia, y sensaciones de desmotivación y despersonalización. Se produce por un estrés sostenido en las condiciones laborales. El estrés, desde la biología, es una respuesta física ante la imposibilidad de enfrentar o huir de una situación.
El aumento de casos
Los trabajadores argentinos que completaron la encuesta manifestaron porcentajes que al día de hoy escalan al 94 %. Es un número que tuvo una bajada a inicios de la pandemia (del 88 % al 80 %) ante la temporal desconexión de la presión laboral. Luego subió hasta el cuadro actual. Si bien estas estadísticas pertenecen a Argentina, el burn out es un síndrome que afecta a trabajadores y trabajadores de todo el mundo y que viene en aumento.
Es un escenario que se combina con percepciones de falta de escucha, abusos y violencias laborales, y donde casi la mitad de las personas desean abandonar sus puestos de trabajo.
Salta a la vista que la huida del estrés laboral en un contexto cada vez más exigente resulta muy difícil, cuando escasean opciones más saludables.
¿Y entonces?
Como sociedad tenemos la responsabilidad de cambiar los modos en los que trabajamos y crear entornos saludables.
Para ello se vuelve necesario construir espacios en los que podamos pensar acerca de lo que nos pasa. Tener claridad acerca de las condiciones que generan malestar es el primer paso para replantear nuestra relación con el trabajo y establecer estrategias que permitan enfrentar y transformar las situaciones estresantes.
Poner en palabras, abrir el diálogo, pensar con otros, es el camino para entender lo que nos pasa, saber que no estamos solos y buscar alternativas para que el trabajo no nos enferme.
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